El supuesto agresor de Arrancha,
la niña que se suicidó el pasado viernes en Madrid, la golpeó, insultó, extorsionó y rompió sus cosas en presencia de muchos testigos. Así consta en el
procedimiento que abrió el instituto Ciudad de Jaén, al que EL PAÍS ha tenido
acceso.
La Consejería de Educación
mantiene que, salvo un rifirrafe el jueves, día antes del suicidio, desconocía
las agresiones. Los profesores insisten en que la inspectora, a la que dicen
que se informó por teléfono, hojeó el escrito pero no se lo llevó. El director
ha sido suspendido por “no elevar a la autoridad” el caso. CCOO reclama que
“la consejería se investigue a sí misma, en vez de cargar contra los
profesores”.
Él contó a su pandilla que la
agredía por “venganza”, según el informe. Fueron amigos y ahora coincidían en
clase de refuerzo. Tras la Semana Santa, las amenazas siguieron. “Voy a ser
malo contigo”, aterrorizaba a la víctima. Muchos de los alumnos conocían lo que
estaba pasando. Y cuando se notificó a la clase el fallecimiento de Arrancha “por un accidente”, los chicos comenzaron a repetir en alto el nombre de él.
Ella acudió a su tutora para
informarle de unos mensajes amenazadores. “No reconoce el teléfono, pero
sospecha de un compañero y de otra chica de fuera”, se redactó en el informe.
Su tutora comentó el caso a la orientadora y a la jefa de estudios, y estas le
recomendaron que hablara con ambas familias, que fueron citadas el mismo día,
27 de abril, a horas distintas. Se les comunicó que se iba a iniciar “el protocolo
de acoso escolar”.
Los 50 euros
El padre del chico preguntó si su
hijo le había devuelto a la muchacha los 50 euros “que le pidió”. En uno de los
mensajes, él amenazó con pegarle si no se los daba. Eso sorprendió a todos,
porque Arancha había negado que se los hubiera dado, según el documento. La
familia de ella asegura que hacía los recados a una persona mayor para
conseguir el dinero.
El 27 de abril, el centro
recomendó a la madre de Arancha poner una denuncia y así se hizo. El instituto
citó también al supuesto agresor y a su familia. “Cuando se le pregunta por qué
la insulta, él se justifica diciendo que todo el mundo lo hace”, recoge el
escrito. Les advirtieron de que la policía estaba investigando y los padres,
que aceptaron la expulsión del chico, manifestaron que “la situación de sus
hijos se les ha ido de las manos”.

 
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